Ya hemos contratado las
vacaciones para este verano. ¡Por fin! Después de dos semanas de horas y horas
de búsqueda, tanto en casa como en la agencia de viajes, puedo decir: ¡habemus
vacaciones! Tarea nada fácil la de elegir el destino perfecto. Y cuánto quebradero
de cabeza, madre mía. Quizá este año nuestro problema has ido ese, pretender
organizar unas vacaciones perfectas. ¿Realmente existen? Lo empiezo a dudar, la verdad. A
no ser que estés dispuesto a gastarte una millonada, está complicada la cosa.
Lo primero fue: ¿a dónde vamos?
El año pasado estuvimos en Canarias y no queríamos repetir, así que al
principio descartamos las islas, pero luego pensamos: ¿qué más nos da, si vamos
a otra isla? Así que buscamos un hotel estupendo y tan contentos. Pero la idea
no nos terminaba de convencer, pensábamos que iba a ser un viaje parecido al
del verano anterior, así que nada, que no, cabezones nosotros, que queríamos
otro sitio. Pensamos en Baleares y ale, destino decidido, una preocupación
menos.
En este punto fue cuando acudimos
a la agencia. La chica ya nos avisó que para el tipo de vacaciones que
queríamos (hotel tipo resort para no movernos mucho, playa cerca…) Baleares no
era la mejor opción, que mejor Canarias. Y nosotros, seguíamos cabezotas, que
no. Así que otra vez manos a la obra, a buscar. En algunos momentos llegamos a desesperarnos: que si la zona no nos gusta, que si el hotel es demasiado pequeño, o muy
anticuado… Qué fijación tienen algunos con las colchas y las cortinas en azul y
amarillo. ¡Horror! A eso nos negamos. Llegó un punto en el que pensamos que pedíamos demasiado,
que quizá no era posible conjugar una buena zona con un hotel decente. Incluso
volvimos a plantearnos lo de Canarias. Pero que no, que nos negábamos.
Finalmente
hemos dado con algo que nos gusta, pero renunciando al hotel “perfecto”. El que hemos escogido no es exactamente lo que buscábamos, pero está bastante bien, hay que reconocerlo. Hay veces en las que todo no puede ser, ¿qué le vamos a hacer? Ay... qué complicadas
pueden ponerse las cosas cuando buscas la perfección y qué mal se pasa cuando
eres como yo, perfeccionista y exigente. Cuesta conformarse, pero no siempre se puede conseguir lo que uno quiere, tal como lo quiere. Así que toca resignarse y disfrutar de unas
vacaciones “casi perfectas”. A ver el año que viene...
No hay comentarios:
Publicar un comentario