viernes, 10 de octubre de 2014

Pésima gestión ante el ébola

El pasado lunes se confirmó el primer caso de ébola en España, que a su vez es el primer contagio que se da fuera de África. Hoy viernes, cuatro días después de conocerse la noticia, el presidente del Gobierno se ha dignado a presentarse en el Hospital donde está ingresada Teresa Romero, la enfermera infectada por el virus. En esto cuatro días solo había aparecido una vez, el miércoles, para prometer: informar a la gente, ser transparentes, vigilar a las personas que habían tenido contacto con los enfermos, e investigar lo ocurrido. Y pidió que "dejen trabajar a los profesionales, tienen un prestigio acreditado". Con un par, si señor. Todo el país pendiente de que se den explicaciones de lo que ha sucedido y sale el presidente pidiendo que les dejen en paz. Porque ninguna de las promesas se ha cumplido. En cuatro días nadie del Gobierno ha dado la cara, nadie ha dado la más mínima explicación, no se han tomado medidas ante las numerosas quejas de los profesionales sobre la falta de seguridad, las informaciones que se han dado han sido muy contradictorias y ninguna oficial... Hoy, a su salida del hospital, tampoco ha dicho mucho más Rajoy. Se ha limitado a hacer unas declaraciones afirmando que lo que más les importa ahora mismo es la salud de Teresa Romero y que van a intentar mejorar y hacerlo todo bien, y no ha permitido hacer ni una sola pregunta a los allí presentes. Cuando el país entero está acojonado y deseando obtener respuestas, el que les dirije no admite preguntas.


El que sí ha hablado durante estos cuatro días, y debe haberse quedado muy a gusto, es Javier Rodríguez, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Ha soltado lindezas como éstas:
  • "Para explicar a uno cómo quitarse o ponerse un traje no hace falta un máster".
  • "Probablemente cometió un error" (refiriéndose a Teresa Romero).
  • "Ella va a la médico de atención primaria, le consulta por un proceso febril y no le cuenta que ha estado con un paciente que tenía ébola".
Es evidente que alguien está mintiendo porque el marido de Teresa ha contado que en los días que su mujer estuvo enferma en casa hicieron vida separados, comieron y durmieron separados... ¿y va la mujer al médico y no le dice que había estado en contacto con uno de los fallecidos por ébola? Esto no hay quién se lo crea.
Lo que resulta también increíble es que el señor Rodríguez permanezca aún en su cargo, y con bastante chulería, por cierto, ya que cuando se le ha solicitado que dimita ha dicho que lo hará, de hacerlo, cuando él quiera. Este hombre no tendría que dimitir, tendrían que destituírle dándole una patada en el culo.

Otra que tal baila es la ministra de Sanidad, Ana Mato, que lleva toda la semana desaparecida. Salió en rueda de prensa el primer día y no dijo nada de nada, se limitó a dejar que hablaran los profesionales que la acompañaban. El resto de la semana no se la ha visto el pelo. Hoy ha comparecido brevemente y lo único que ha hecho ha sido quitarse responsabilidades diciendo que "se han cumplido todos los protocolos" y que "todo el material está homologado con la UE y cumple los requisitos". Si ésto fuera así digo yo que Teresa Rodríguez no estaría ahora mismo luchando por sobrevivir al ébola porque imagino que no se ha contagiado por voluntad propia. También ha asegurado que van a hacer lo que haga falta para superar esta crisis. No sé yo... teniendo en cuenta las contradicciones, falta de información... Qué menos que un portavoz del Gobierno, me da igual quién, compareciera al menos una vez al día para informar sobre el caso, en vez de que tengan que ser portavoces de distintos colectivos los que den su versión a cerca de qué está pasando. Esto es muy poco serio.

Hay tantas cosas que no cuadran... Está claro que en todo este asunto alguien está mintiendo. Lo digo porque si es verdad que Teresa tomó en su casa tantas precauciones como asegura su marido, no tiene sentido que vaya al médico de cabecera, le explique que se encuentra mal y que tiene algo de fiebre y no le diga que estuvo con uno de los misioneros que tenía ébola. Francamente sería idiota de ser así. Me inclino más por pensar que quien la atendió no le dió la debida importancia al no tener aún la mujer los síntomas típicos del virus. Será que soy malpensada pero ¿no es más fácil culpar a una persona que puede morir que a alguien que ha hecho mal su trabajo y a quien se le caería el pelo por el error cometido? Por no hablar de la ambulancia que fue a recoger a Teresa a su casa para llevarla al hospital o quienes la atendieron en un primer momento, todos ellos sin protección alguna. Esta gente no tenía ni idea de que la mujer era sospechosa de tener ébola y eso no hay quién pueda creérselo. Me refiero al hecho de que supuestamente Teresa no dijo desde el principio que había tenido contacto con enfermos de ébola. Alguien ha hecho y sigue haciendo las cosas muy pero que muy mal y tendrán que rodar cabezas por ello. Al menos es lo que espero.

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