viernes, 24 de enero de 2014

Gamonal, ejemplo de lucha contra los abusos de poder

Los políticos tienen la sartén por el mango, pueden hacer y deshacer a su antojo mientras están en el poder, dando igual si los ciudadanos están de acuerdo o no. Esto sucede hasta que la gente se cabrea tanto que sale a protestar a la calle y termina quemando contenedores o tirando piedras. Es lo que ha pasado recientemente en el barrio burgalés de Gamonal. El alcalde pretendía hacer un bulevar, lo que supondría reducir de cuatro a dos los carriles de circulación, poniendo un carril bici en el centro y suprimir más de trescientas plazas de aparcamiento gratuito. Este proyecto, adjudicado a Carlos Pozo, condenado por corrupción en el pasado, iba a costar ocho millones de euros, cosa que los vecinos no estaban dispuestos a aceptar, teniendo en cuenta el endeudamiento que sufre su Ayuntamiento.

Las manifestaciones se han conocido ahora a través de los medios, pero los vecinos llevan semanas saliendo a la calle para mostrar su oposición a la ejecución del proyecto. Los medios no se habían hecho eco del conflicto de Gamonal hasta que han empezado a sucederse los actos violentos que, por otra parte, han sido por parte de unos pocos, no se ha tratado de un comportamiento generalizado. Durante las semanas que llevaban protestando, el alcalde Javier Lacalle, del Partido Popular, había hecho caso omiso a las peticiones de sus ciudadanos. De hecho, las obras estaban ya comenzadas cuando todo esto ha salido a la luz. Hasta que vio que la cosa se ponía fea y decidió recular y parar las obras.
 
Con esto lo que se demuestra es que en el sistema en el que vivimos las manifestaciones pacíficas no sirven de mucho. Esta gente llevaba semanas protestando y el alcalde miraba hacia otro lado, hasta que a cuatro se les ha ocurrido liarla un poco y el señor Lacalle ha cedido por miedo de lo que pudiera pasar. En lo que va durando la crisis se han hecho varias manifestaciones contra los recortes, contra los abusos de los políticos, contra la eliminación de servicios públicos, etcétera, y con ninguna de ellas se ha conseguido nada. El Gobierno sigue apretándonos el cinturón todo lo que quiere y más. Eso es porque están tranquilos, porque saben que las protestas no van a pasar de unas pocas manifestaciones pacíficas, después de las cuales aguantan el chaparrón de críticas y siguen a lo suyo.

Es triste decirlo pero parece que el medio más efectivo para conseguir cosas es meter un poco de miedo a los que mandan, que vean que la gente está dispuesta a algo más que protestar por defender lo suyo, a liarla si hace falta con tal de no dejar que se rian de nosotros en la cara. Porque lo que está pasando en este país ya pasa de castaño oscuro. Algunos dicen que las reivindicaciones se hacen con el voto en las urnas, pero votar a alguien no significa tener que conformarse con todo lo que haga durante los cuatro años de mandato. Estoy en contra de la violencia, pero en casos en los que claramente nos toman el pelo, o abusan del poder, y no se consigue nada mediante las manifestaciones pacíficas, si es la única manera de conseguir algo, adelante.

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