jueves, 21 de noviembre de 2013

Padres y asesinos de la niña Asunta

Al fin se ha levantado el secreto de sumario del caso de Asunta, la niña asesinada hace dos meses en Santiago de Compostela. En este tiempo se había asegurado, y todos hemos creido, que los responsables de su muerte eran sus padres, pero no eran sino especulaciones, ya que las investigaciones no habían visto la luz. Pero hoy se ha demostrado que efectivamente fue así, que su padre la drogó con ansiolíticos y después su madre la asfixió hasta matarla.

No puedo sentir más que asco y desprecio hacia estas dos personas. Asunta, que tenía doce años cuando la asesinaron, fue adoptada en 2001, por lo que llevaba toda su vida viviendo con sus padres adoptivos. ¿Qué pudo llevarles a acabar con su vida? Hay quien dice que fue por dinero ya que los abuelos maternos, recientemente fallecidos, habían dejado su herencia a la pequeña. ¿Para qué adoptaron una niña si no la querían? Y en caso de que una vez adoptada, se hubieran dado cuenta de que no la querían, ¿por qué no devolverla? Suena duro, pero mejor eso que asesinarla.

Que uno de los dos sea un miserable, vale, pero que ambos hayan sido partícipes del homicidio de la pequeña, planeándolo, drogándola para que no se enterara de nada... Hay que ser cobarde para ahogar con tus propias manos a una cría que está grogi y no puede defenderse, ni gritar, ni ver lo que le estás haciendo. Qué forma tan cruel y penosa de actuar. Esa mujer se merece sufrir de la peor manera imaginable lo que le quede de vida.

Una vez más tengo que hablar de la porquería de penas que tenemos en España. A los padres de Asunta no les caerán más de veinte años por su crimen y todos sabemos que saldrán de la cárcel mucho antes de cumplir la condena completa. Se portarán bien, trabajarán y en pocos años a la calle. Y más ahora, que viendo el rumbo que está tomando la justicia, en menos de lo que esperamos volverán a ser libres. Como si no hubiera sucedido nada.

¿Qué tiene que pasar para que se endurezcan las penas de una vez? ¿Cuantos niños más tienen que morir a manos de sus padres para que sus asesinos se pudran en la cárcel? A estos parricidas les sale muy barato matar y estamos hablando de la vida truncada de un niño, que es lo más inocente que puede haber. No hay derecho. Que estos desgraciados tengan la posibilidad de volver a ver la luz del día es algo que no entiendo ni entenderé nunca. Esta gente no se merece vivir.

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