lunes, 12 de agosto de 2013

La política, para los políticos

¿Por qué todo tiene que girar en torno a la política? La ideología condiciona muchos de los hábitos y comportamientos de las personas, hace que la gente prejuzge a los demás sin molestarse en conocerles primero y, muchas veces, es fuente de serios conflictos. Por ejemplo, en comunidades donde existen grandes discrepancias ideológicas entre la población, como pueden ser Cataluña o el País Vasco, es común que se den enfrentamientos entre los que piensan que todo es blanco y los que creen que todo es negro. Porque para la gente con fuertes convicciones políticas no existe el gris, están en los extremos de un camino por el que nadie está dispuesto a avanzar, no sea que se encuentren con el contrario. Pero, con los millones de personas que somos en el mundo, ¿cómo vamos a pensar todos igual?

Me da muchísima rabia que las personas no respeten la forma de pensar de los demás. Suele pasar que quienes defienden fervientemente unos ideales no respetan los de los demás e incluso critican e intentan imponerse sobre el resto. Eso no es justo, cada persona tiene derecho a pensar lo que quiera y nadie tiene por qué tratar de obligar a nadie a pensar de una determinada manera. Esto pasa mucho cuando hay una huelga general. Para algunos el derecho a manifestarse se convierte en una obligación, hacia ellos y hacia los demás. A través de los piquetes "informativos" -o eso dicen ellos- obligan a cerrar comercios que deciden abrir y dificultan que la gente que quiere ir a trabajar pueda hacerlo. Es decir, como ellos deciden hacer huelga, todo el mundo debe hacerla. Y punto.

Yo no me considero afín a ningún partido político porque me parece que todos tienen sus cosas buenas y sus cosas malas. Sería incapaz de defender cien por cien a ninguno porque no puedo estar de acuerdo con todo lo que defiende un partido. Creo que es imposible que nadie pueda hacerlo. Por eso me da mucho coraje que los militantes de los grupos políticos digan siempre amén a cada decisión o idea de su partido. Estén de acuerdo o no, lo defienden a capa y espada. No es habitual que renieguen o manifiesten desacuerdo con determinadas ideas del partido. No sea que el jefe se enfade y les eche. Quizás las cosas irían mejor si los políticos se dedicaran más a intentar mejorar las cosas y menos a tirar piedras sobre el tejado del de enfrente. Porque si eres de PP tienes que criticar al del PSOE, y viceversa.

Otra cosa que no me gusta nada es que en los eventos deportivos o en grandes actos públicos haya quien quiera meter la política como sea. Me refiero a quienes van con las banderitas independentistas a todas partes. Todas las ideas son respetables, pero a un estadio se va a ver el partido, no a exhibir la ideología de uno. Creo que se debería prohibir mostrar símbolos políticos en este tipo de actos. Además, sólo los radicales pueden hacerlo, porque si por ejemplo a alguien se le ocurre ir a un campo de fútbol vasco con una bandera española, la que se puede liar. Y digo yo que el español, en teoría, tendría el mismo derecho que el vasco. Esto lo dice una de Bilbao, que conste. Como es imposible que todo el mundo piense igual, lo que toca es respetar y aprender a convivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario