jueves, 26 de diciembre de 2013

Reseña libro “abriendo las alas”, de María José Castaño


Dí con esta novela por casualidad, hace unas semanas, a través del blog "el club de las lectoras", dedicado a los libros. Se organizó su lectura conjunta, algo en lo que nunca hasta ahora había participado y me picó la curiosidad, así que me apunté, me enviaron una copia y apenas un mes después ya la tenía leída. “Abriendo las alas” se puede conseguir en versión digital por solo 0,98€ a través de Amazon. Si eres alguien a quien le gusta mucho leer y no ganas para libros, esto es un punto a su favor. Ahora llega el momento de comentar mis impresiones sobre el libro.




Datos del libro
Título: “Abriendo las alas” 
Autora: María José Castaño 
Páginas: 394 
Publicación: 2013 (Amazon)

Autora 
La autora es María José Castaño, una madrileña a quien le gusta escribir desde siempre. “Abriendo las alas” no es su primera novela, pero sí es la que le ha hecho decidirse a publicar. Ella misma augura que el resto de sus escritos verán la luz algún día, pero actualmente está centrada en escribir la segunda parte del libro que hoy reseño.

Resumen 
Puerto es la protagonista de “abriendo las alas” y la que narra su propia historia. Es una chica joven que carece totalmente de vida propia y se ve condicionada por sus padres, dos feriantes a los que acompaña de fiesta en fiesta por los pueblos. Siempre viajando, no tienen un domicilio fijo por lo que Puerto es una chica solitaria, sin amigos y para colmo, se lleva muy mal con su padre, del que no recibe el más mínimo cariño. Con su madre la relación es mejor pero en el fondo la responsabiliza de no hacer nada por evitar la mala vida que su progenitor les hace llevar a ambas. Una noche, en San José (Almería) Puerto conoce a Román, un chico del que queda prendada al instante, lo mismo que le sucede a él. Al principio ella se resiste a seguir viéndole, dada la vida nómada que lleva le aterra aferrarse sentimentalmente a alguien. Pero ninguno de los dos puede obviar la atracción que sienten hacia el otro y finalmente acaban saliendo juntos. A partir de este momento, la vida de Puerto da un giro de 180 grados, ya no se siente tan sola, pronto se ve integrada en la familia de Román y eso es algo que, aunque le asusta, le resulta muy reconfortante. Pero enseguida se da cuenta de que la familia de Román esconde un secreto que le llevará a tomar una decisión que nunca hubiera imaginado.

Opinión personal 
“Abriendo las alas” es un libro dividido en capítulos no muy largos. Esto me ha venido muy bien porque cuando tengo que parar de leer suelo esperar a terminar un capítulo, me resulta muy cómodo para no perderme a la hora de retomar la lectura. La novela se lee de forma ágil y rápida, no precisa de una especial concentración. Personalmente eso me agrada porque cuando leo, me apetece distraerme, no pensar en exceso. Tengo que decir que me gustan los libros ligeritos, no me importa que sean largos, pero no me gusta tener que pararme demasiado para entender algunas cosas. Para la gente a quién le gusten las novelas más complejas, quizás esta les pueda resultar demasiado light. Diría que “abriendo las alas” es un libro dirigido a un público joven y femenino. Sinceramente no creo que a mi novio, que le encantan los libros históricos, le gustara demasiado. A mí, en cambio, a mis treinta años, me enganchó prácticamente desde la primera página. Influye que me gustan bastante las novelas en las que hay romanticismo, pero si la historia o la narración son malas, no hay nada que hacer. Y en este caso me han parecido buenas ambas.

Les he cogido bastante cariño a los personajes, no solo a Puerto y Román, sino a la familia de éste, a quienes la autora da bastante relevancia ya que están muy presentes en la vida del chico. Algo que me ha chirriado un poco es lo perfectos que son todos, sobre todo las chicas de la familia: la madre cariñosa y comprensiva, la hermana que se hace muy amiga de Puerto y la cuñada que le da consejos para que se integre. Aunque teniendo en cuenta que esta historia puede atraer sobre todo a jovencitas, es lógico que todo sea un poco de color de rosa, que es lo que más suele gustar.

Con este libro me ha pasado una cosa que me encanta que me suceda. He estado tan intrigada que en numerosas ocasiones he dejado de hacer otras cosas para leer y me ha dado mucha rabia cuando he tenido que dejarlo. Durante casi toda la novela se mantiene algún punto de intriga, lógicamente unas veces más y otras, menos, pero engancha bastante y prácticamente no pierde el interés. Otro punto a favor es que no me ha resultado previsible, que es algo que odio en un libro. Leer imaginando lo que va a pasar me cansa y me hace querer dejarlo. Y no hay nada mejor como estar deseando tener un rato libre para coger un libro.

A pesar de saber que habrá segunda parte, creo que el libro perfectamente podría acabar con el final que le ha dado la autora, demasiado acelerado para mi gusto. Al final, hay algunas cosas que avanzan más rápido de lo deseable, teniendo en cuenta cómo se ha narrado el resto del libro. Volviendo a la necesidad o no de una segunda novela, las tramas se resuelven y no da la sensación de que quede nada pendiente para una posterior. Sí es cierto que al final se dejan un par de incógnitas abiertas –no muy relevantes- pero fácilmente podrían ser de esas cuestiones que se dejan a la imaginación del lector. A pesar de esto, me alegro de que vaya a haber una segunda parte, porque me dio pena cuando lo terminé y me han quedado ganas de seguir leyendo historias sobre estos mismos personajes.

Recomiendo este libro por lo fácil que se lee y porque, aunque no es una historia extremadamente novedosa, hace que el lector mantenga constantemente las ganas de seguir leyendo. La autora, sin ser profesional del mundo literario, escribe muy bien, define perfectamente las situaciones y personajes y te hace imaginarlos como si los estuvieras viendo. Creo que a quien le gusten las historias románticas, de esas en las que estás dispuesto a darlo todo por la otra persona, le gustará “abriendo las alas”.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Cuento: La estrellita y el gran árbol de Navidad


En un pueblecito donde hacía mucho frío en invierno, había una casita roja, la más bonita de todas. Allí vivían Lola y su hermano Edu. La casa tenía un jardín en el que les encantaba jugar, sobre todo al escondite y a pillar. Como Lola era más mayor, casi siempre ganaba a Edu y él se enfurruñaba mucho. Aunque algunas veces le dejaba ganar para que no se enfadara. En invierno no salían mucho al jardín porque todo se cubría de nieve y hacía tanto frío que les salía vaho de la boca. Los días que hacía sol, si se abrigaban bien, sus padres les dejaban salir un rato a tirarse bolas de nieve.

Lola tenía seis años y se creía que era muy mayor porque siempre enseñaba a Edu, que tenía tres, todo lo que ella sabía hacer: pintar, leer, contar hasta cien, escribir... Le encantaba ir al colegio porque allí aprendía todas esas cosas que le hacían sentirse tan lista e importante.

Faltaban pocos días para Navidad y Lola estaba feliz, ya que era la época del año que más le gustaba. Una tarde en la que hacía mucho frío y estaba nevando, los padres de Lola sacaron del trastero un montón de cajas llenas de adornos navideños. Cada año decoraban la casa en familia, mientras escuchaban villancicos y tomaban chocolate caliente con bizcocho, que estaba riquísimo.

Lola se fijó en una caja en la que ponía "frágil" y la abrió con cuidado. Revolvió un poco lo que había dentro hasta que le llamó la atención una bola de nieve en la que vio un pequeño pueblo con diminutas casitas, arbolitos y un montón de cosas más. Se parecía mucho al pueblo en el que vivían ella y su familia. A Lola le encantaban las bolas de nieve, así que enseguida la cogió y la agitó con fuerza para ver cómo caían los copos. De repente escuchó una vocecilla que decía:
     
     - ¡Lola! ¡Lola!

Lola se asustó al no saber quién la llamaba, pero continuó jugando con la bola.
     
     - ¡Aquí, dentro de la bola! –escuchó la pequeña de nuevo, esta vez mucho más alto.

Lola miró la bola que tenía en su mano y, dentro, vio una pequeña estrella que la saludaba. Se quedó mirándola con cara de susto al no poder creer que aquella estrellita la estuviera hablando. La estrella, que se dio cuenta de su temor, trató de tranquilizarla.

     - No tengas miedo Lola. Me llamo Vega y vivo dentro de esta bola de nieve –le explicó.
     
     - Pero… las estrellas no pueden hablar –contestó Lola.
     
     - Yo sí que puedo –dijo la estrella-. Pero nadie más que tú puede oírme y necesito tu ayuda.

Lola se quedó pensando. Sentía mucha curiosidad por saber lo que quería pedirle la estrella y finalmente le dijo que sí, que la escucharía. Vega le explicó que solo podían oírle los niños que creían en los deseos navideños y como Lola siempre pedía deseos en Navidad, por eso podía hablar con ella. La estrella le contó que a ella también le gustaba mucho la Navidad y que deseaba iluminar la punta del gran abeto que había en la plaza del pueblo. Pero ella sola no podía salir de la bola de nieve y llegar hasta allí, necesitaba la ayuda de Lola.

     - ¿Qué puedo hacer yo para ayudarte? –le preguntó la niña.

     - Necesito deseos navideños –le indicó Vega.

Lola abrió los ojos como platos porque no entendía nada. La estrella enseguida le explicó que se había quedado atrapada en la bola de nieve y llevaba todo un año dentro de la caja de cartón, por lo que nadie le había pedido deseos y empezaba a quedarse sin energía. Necesitaba los deseos de al menos diez niños para tener fuerzas y llegar hasta lo alto del gran abeto del pueblo. Lola le prometió que intentaría ayudarla.

Lola pensó durante mucho tiempo cómo podía conseguir que tantos niños pidieran un deseo. Después de un buen rato se le ocurrió que podía llevar la bola de nieve al parque. Casi era Navidad y en el colegio les habían dado las vacaciones, así que seguramente sus amiguitos irían allí a jugar. Al día siguiente Lola, Edu y sus padres fueron al parque. En cuanto llegaron, Lola enseñó la bola a los niños y les contó que si pedían un deseo, seguro que se cumpliría.

     - Deseo poder comer mucho turrón –dijo uno.
     
     - Yo deseo tener un hermanito para jugar con él –pidió otro.

     - ¡Y yo deseo que los Reyes Magos me traigan una bici! –exclamó otro.

Uno tras otro, todos los niños pidieron su deseo y la estrellita Vega cada vez brillaba más. Lola estaba muy contenta por estar ayudando a su nueva amiga. Además, se sentía muy afortunada porque solo ella podía hacerlo.

Estuvieron jugando un buen rato y cuando Lola y Edu ya estaban muy cansados, se despidieron de los demás niños y regresaron a casa con sus padres. Después de cenar, como Lola ya era muy mayor, ella sola se lavó los dientes y se puso el pijama. Cuando estuvo lista para ir a dormir su padre la acompañó a su habitación. Lola puso la bola de nieve en la mesilla que había al lado de su cama y se quedó dormida mientras su padre le leía un cuento. Cuando se despertó a la mañana siguiente, lo primero que hizo fue mirar la bola de nieve, pensando que Vega ya no estaría. Para su sorpresa, vio que la estrella seguía allí.

     - ¿Por qué sigues dentro de la bola? –le preguntó-. Ayer todos mis amiguitos te pidieron un deseo.

     - ¡Sí! Y ya estoy fuerte, pero necesito que me lleves a la plaza donde está el árbol de Navidad para poder saltar hasta la punta –le dijo Vega.

Lola le prometió llevarla esa misma tarde. Y así lo hizo. Les dijo a sus padres que le gustaría ir al pueblo a ver el abeto y después de comer fueron todos juntos. Lola metió la bola de nieve en su mochila y cuando llegaron a la plaza la sacó para que Vega pudiera salir. El árbol de Navidad era muy grande, tanto que Edu, que no era tan alto como Lola, no alcanzaba a ver la parte más alta. Su padre le cogió en los hombros para que lo viera bien.

Cuando nadie se dio cuenta, la estrellita Vega salió de la bola de nieve y dio un gran salto hacia la punta del árbol. Estaba muy muy alto, pero como tenía guardados los deseos de un montón de niños, estaba muy fuerte y al final lo consiguió. De repente, todos los que estaban allí vieron que una gran estrella se iluminaba en lo alto del abeto y aplaudieron contentos. Nadie en el pueblo había visto nunca en aquel árbol una estrella tan bonita y que brillara tanto como Vega. Desde entonces, gracias a Lola y a los deseos navideños de los niños, así fue siempre en cada Navidad.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Sube la luz... otra vez

Parece que finalmente la luz subirá en enero... otra vez. El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, únicamente ha anunciado que se elevarán los peajes eléctricos a principios de año, pero no ha concretado el porcentaje de la subida. Según los expertos, será de aproximadamente un 1,3%. La explicación que da el ministro es que hay que "amortizar el principal y los intereses del desafase entre ingresos y costes del sistema". Esto es algo tan complejo que mucha gente no entendemos, lo único que vemos es aumentar el coste de nuestra factura de electricidad sin tener muy claro el por qué. Y aún puede subir más en función de lo que suceda en la subasta de este jueves, que determinará los precios de 2014.

En 2013 la factura eléctrica se ha encarecido en cuatro ocasiones y en los últimos seis años se ha incrementado un 70%. El recibo de la luz es de los que más cuesta pagar cada mes y tras tantas subidas a muchas familias les está empezando a costar demasiado hacerle frente. La electricidad es un bien necesario, algo que a día de hoy es imprescindible para cualquiera de nosotros. Esperemos no tener que volver a los tiempos en los que se calentaba la leche para el desayuno en un cazo al fuego generado por una bombona de butano, o en los que se utilizaban velas para iluminar los hogares. Aunque no dudo de que algunas personas hayan tenido que recurrir ya a esto por no poder afrontar el excesivo coste de la luz.

España es el tercer país de la Unión Europea con la luz más cara, solo por detrás de Chipre e Irlanda. Para colmo, estos dos países son islas y pagan una tasa de insularidad que en España únicamente tienen Baleares y Canarias. El kilovatio en España cuesta 0,1752 euros, 0,0386 más que la media en Europa, que es de 0,1366 euros. Ignoro el motivo por el cual nuestro país está en la cabeza de carrera de los precios elevados, pero supongo que algo se está haciendo mal, muy mal. Si otros países como Francia o Reino Unido son capaces de ahorrar en la factura de la luz, ¿por qué España no hace más que subir? ¿Por qué no copiamos a quienes lo hacen bien? España va por libre, es incomprensible.

Al final los españoles tenemos la sensación de que nos sangran por todas partes, todo son subidas de impuestos, de tarifas, recortes... No están apretando el cinturón tanto que empezamos a quedarnos sin respiración. Pero como siempre, los sueldos astronómicos y los caprichitos de los que mandan, son intocables. Ellos siguen con sus cómodas vidas sin inmutarse lo más mínimo ante nuestras necesidades. ¿Por qué no destinan parte de sus nóminas a sufragar los gastos a los que estamos haciendo frente los cuidadanos? En mi opinión, porque sacrificarse uno mismo es muy difícil, es mucho más sencillo obligar a los demás a que lo hagan.

 

viernes, 13 de diciembre de 2013

Los peligros de la autodeterminación

"¿Quiere que Cataluña sea un Estado?" y "¿Quiere que sea independiente?". Estas son las dos preguntas que presumiblemente se realizarán a los catalanes el nueve de noviembre del próximo año mediante una consulta popular. Como respuesta al órdago de Artur Mas, Rajoy ha asegurado que dicha consulta no tendrá lugar porque "es inconstitucional". Así lo corrobora el artículo 2 de la Constitución, que habla de una "patria común e indivisible de todos los españoles". A día de hoy, y con la ley en la mano, únicamente el Estado puede aprobar un referéndum, previa convocatoria del Rey. Por lo tanto, de celebrarse, la consulta promovida por Mas sería ilegal.

Dejando a un lado la opinión personal sobre la independencia autonómica, cada vez es más evidente que la carta magna necesita ser revisada y modificada de forma urgente. No se puede obviar el hecho de que el anticuado texto está haciendo posible en las últimas semanas que numerosos delincuentes salgan libres. Volviendo al tema, si la mayoría de catalanes desea que su comunidad sea un estado independiente, ¿por qué no puede serlo? Nadie debería obligarles a pertenecer a un país del que no se sientes miembros. No es cuestión de ser tan excesivamente patriota como Alberto Ruiz-Gallardón, que ha afirmado que el conflicto catalán es asunto de todos los españoles. Me parece exagerado, al menos a mí lo que pase en Cataluña ni me va ni me viene, creo que es cosa de quienes viven allí.

Aunque defiendo que cualquier comunidad autónoma debería poder decidir ser un estado independiente, de igual modo estoy convencida, volviendo a Cataluña, de que si finalmente lo consiguieran, deberían partir de cero y no gozar de las ventajas que España hubiera conseguido como estado hasta ese momento. La más significativa, pertenecer a la Unión Europea. Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, ha manifestado hoy mismo que "desde el mismo día de la independencia Cataluña quedaría inmediatamente excluida del euro, del mercado único y de la libre circulación entre fronteras". El nuevo país tendría que realizar desde el principio el proceso para incorporarse a la Unión Europea, trámite que podría durar años. Eso si ningún país le veta, en ese caso se quedaría definitivamente fuera.

Ignoro lo que ganarían los catalanes en caso de lograr la independencia, a parte de la satisfacción de dejar de ser españoles, que parece que en muchos casos es el sentimiento lo que les mueve. Lo que es más que eviente es la enorme cantidad de beneficios que perderían: ayudas europeas, becas Erasmus, vuelta a las fronteras y al pasaporte, fin del derecho a voto desde otros países, subvenciones a pymes... Por el contrario, los perjuicios, sobre todo a nivel económico serían importantes: empresas catalanas como La Caixa o Gas Natural, que tienen la mayor parte de sus clientes fuera de Cataluña, tendrían que marcharse; los productos catalanes se gravarían con aranceles, deberían crear su propia moneda, un Banco Central y organismos reguladores. En fín, los contras parecen superan con creces a los pros.

¿Son conscientes los catalanes de que la independencia les podría llevar a la ruina? Y lo que es más preocupante, ¿es consciente Artur Mas? Es lógico que la población ignore las consecuencias de la autodeterminación, pero un líder político tendría que ser capaz de poner en una balanza lo bueno y lo malo e indicar lo que realmente es mejor para todos. No se debería tomar una decisión tan importante como es separarse de un país guiándose únicamente por ideas políticas o por sentir rechazo hacia lo español. Otra cosa sería que se pusieran sobre la mesa razones de peso o se creara un estado antagónico al español, cada vez más corrupto e inseguro Pero seamos realistas, eso no va a suceder, los políticos catalanes no son mejores que los de cualquier lugar de España. Buenos y malos hay en todas partes.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

¿Por qué me gusta escribir?

¿Por qué me gusta escribir? Podría contestar ¿Por qué no? Con esto quiero decir que en el hábito de escribir solo veo cosas positivas, personalmente me aporta muchísimas cosas buenas y pocas -por no decir ninguna- malas. La única pega que puedo encontrar -por buscar alguna- es que escribir algo que merezca la pena quita bastante tiempo, y no siempre se dispone del suficiente. Y a veces, cuando se tienen todas las horas del mundo, se queda la mente en blanco y no hay manera de hacer ni una sola línea decente. Por eso a veces hago escritos que no son lo mejor del mundo, pero cuando me apetece coger papel o boli o sentarme delante del ordenador, prefiero hacer algo regular a no hacer nada.

Aspectos negativos a parte, escribir me sirve sobre todo para desahogarme y poder decir lo que pienso y siento siempre que quiero o lo necesito. La hoja en blanco nunca me contradice en nada y acepta todo lo que le digo sin rechistar. Me encanta hablar, opinar, decir lo que pienso de todo y escribir es una muy buena forma de hacerlo. Muchas veces mis ideas quedan para mí misma, únicamente yo leo lo que escribo. Aún así, el rato que paso delante del papel me sirve para reflexionar, sincerarme conmigo misma e incluso darme cuenta de cosas de mí misma que ni sabía.

Como cualquier persona, en ocasiones me siento sola, me aburro, o tengo un problema que me quita el sueño. En esas situaciones poner mi cabeza a trabajar y plasmar mis pensamientos en un relato, un cuento o una simple opinión sobre un tema candente es algo que me ayuda a distraerme y relajarme. Para escribir hay que concentrarse muchísimo, al menos yo lo necesito, debo dejar la mente en blanco y centrarme únicamente en lo que quiero expresar en el papel. Eso hace que saque de mi cabeza las cosas que me inquietan y al menos por un rato me olvido de todo. Eso sí, me olvido tanto lo malo como lo bueno, por lo que ese tiempo es únicamente para mí y mis cosas.

Una de las mayores satisfacciones que me da escribir es que otras personas lean mis textos. Ya sea un cuento, una historia o mismamente este blog, que alguien se moleste en leerlos me agrada muchísimo. Y si gusta es como un premio para mí. Desde pequeña me ha encantado inventar historias y crear escritos de todo tipo. Nunca se me ha dado mal, pero no soy experta ni mucho menos, por lo que recibir buenas críticas sobre algo redactado por mí no puede provocarme sino complacencia. Ya sea para mí, o para quien quiera leerlo, seguiré escribiendo siempre porque es algo que necesito y que ya forma parte de mí.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Trasnochar bajito

Salir por la noche a divertirnos es algo que a todos nos ha gustado en algún momento de nuestra vida. De adolescentes, a hacer botellón en la calle o a beber y bailar a pubs y discotecas y de adultos, a tomar algo a los bares y si hace bueno, a charlar en las terrazas hasta altas horas. A la edad que sea, cuando salimos somos egoístas, muy egoístas, porque solo queremos pasarlo bien y rara vez pensamos en quienes intentan dormir, que es lo que realmente toca a esas horas. Lo que para unos es un rato de diversión para otros se convierte en una pesadilla, al tener que aguantar la juerga debajo de su ventana hasta bien entrada la noche.

¿Tienen el mismo derecho los que salen de fiesta que los que quieren descansar? Como suele decirse, la libertad de una persona termina donde empieza la de otra, por lo tanto, en el momento en que alguien que está de juerga molesta al que está en su casa tratando de conciliar el sueño, debería prevalecer el dormir. Esto, por desgracia, no suele suceder. Muchísima gente se queja del insomnio que sufre, sobre todo los fines de semana, debido al ruido que hacen los que trasnochan. Y esto no solo le sucede a quien vive en zonas de fiesta, cualquier grupo de personas que se junta en la puerta de un bar en un barrio tranquilo, puede amargar la noche a los vecinos que vivan justo encima.

Los propios locales deben hacerse responsables de que sus clientes no generen molestias en horario nocturno y por supuesto, de que su propio negocio no sea el que perturbe el sueño de los vecinos. Esto pasa muchas veces cuando dejan la puerta abierta y se escucha la música desde fuera. Se debe pensar un poco más ya no solo en quienes quieren dormir, sino en los que necesitan hacerlo porque al día siguiente tienen que ir a trabajar. ¿Cómo va a rendir un médico si la noche anterior no ha dormido lo suficiente? ¿Qué peligro puede suponer que un conductor de autobús vaya al trabajo sin haber dormido? Esto no puede suceder porque un fallo de personas con profesiones de semejante responsabilidad puede suponer una fatalidad para otras.

En muchos casos, gente harta de pasar la noche en vela se ve obligada a cambiar de domicilio en busca de algo de paz. Pero esa no es la solución, al menos no debería ser así. Lo peor es que las autoridades no actúan, es más, hacen la vista gorda. La aglomeración de personas en los locales de ocio es sinónimo de consumo e interesa que los negocios funcionen y que la gente se gaste el dinero. Pero ¿dónde quedan los derechos de los afectados? Me temo que importa más tener contento al que sale a dejarse el sueldo que al que no puede dormir. Sería imposible controlar lo que sucede en cada local o zona de fiesta, por eso está en mano de cada uno pasarlo bien pero sin armar demasiado escándalo. Es importante respetar a quien quiere o necesita dormir.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Los delincuentes, a la cárcel

Que a nadie le extrañe que cualquier día de estos alguien se encare -o algo peor- a uno de los tantos delincuentes que están saliendo de la cárcel por la anulación de la doctrina Parot. Asesinos, terroristas y violadores están siendo liberados sin pensar ni por un momento en las consecuencias. Si lo hicieran, quizá no les pondrían en la calle tan alegremente.

No me sorprendería que el padre de una niña violada y asesinada se ponga delante del asesino de su hija y decida tomar la justicia por su mano. O que el hijo de un hombre al que un coche bomba quitó la vida, aplique el ojo por ojo con quién colocó el explosivo. ¿Comprenderíamos estos comportamientos? Sinceramente, si nos ponemos en su lugar, creo que sí. Debe ser horrible tener que cruzarse a diario con quien te arruinó la vida.

El otro día escuche decir a Irene Villa, que hace 22 años perdió las dos piernas en un atentado de ETA, que ha perdonado a los terroristas y que de no haberlo hecho no hubiera conseguido ser feliz. Yo no me lo creo. Que una niña de doce años se quede sin piernas de una forma tan horrible y se trunque su vida de semejante manera, no creo que sea algo que pueda perdonarse nunca. Quizás si le pusieran delante al responsable no diría lo mismo.

Desde que se anuló la doctrina Parot mucha gente tiene la sensación de que las calles se están llenando de delincuentes. Y se empieza a oir la palabra "miedo". Miedo a que los liberados vuelvan a delinquir, miedo de las víctimas y sus familias a tener que verles la cara, miedo a revivir todo el daño que estas personas causaron, miedo a que cientos de delincuentes vayan saliendo de la cárcel uno tras otro después de cumplir condenas ridículas...

No me cansaré de decir que algo no funciona bien, que las penas son de chiste, que no se puede permitir que asesinos que ni siquiera han pedido perdón salgan libres, que violadores estén en la calle sin ningún tipo de control. Si esta gente vuelve a delinquir, ¿quién se va a responsabilizar ante las víctimas? ¿Se pedirán explicaciones a Estrasburgo? Mucho me temo que otra corta estancia en prisión y listo. Pero el daño ya estará hecho y ni un millón de años de cárcel lo subsanaría. Mejor sería actuar ahora que aún se está a tiempo.

sábado, 23 de noviembre de 2013

¿Dónde está la crisis?

Me gustaría saber dónde se ha metido la crisis. O dónde está la gente que realmente está sufriendo la crisis. Aunque quizás no me estoy planteando este tema de la forma correcta, a lo mejor debería preguntarme por qué todos los que están sufriendo los reveses de la crisis no actúan como la situación requeriría. Muchísimas personas se quejan de lo mal que están las cosas, de que se trabaja más y en peores condiciones y se gana menos, de que los precios están por la nubes... Y es verdad, son muchos los que han visto reducidos sus ingresos, otros se han quedado sin trabajo o ha  sufrido un ERE. La situación es realmente preocupante con casi cinco millones de parados, pero lo que se ve en la calle, al menos lo que veo yo, no es una actitud de intranquilidad ante tal panorama. 

La gente dice que no hay trabajo, que es muy difícil llegar a final de mes, pero nadie se priva de nada, o al menos no tanto como deberían. Los fines de semana los bares están a rebosar de gente poteando, por las noches los pubs y discotecas hasta arriba de gente, los restaurantes de comida rápida de cualquier centro comercial se llenan cada fin de semana... Y se consume mucho, demasiado. Yo voy a una cafetería y con un café puedo estar más de una hora escribiendo, leyendo o charlando con alguien. Pero lo que veo a mi alrededor es muy distinto. La gente pide algo y en cuanto se lo termina vuelve a consumir. Lo mismo los domingos, es imposible conseguir una mesa, los bares siempre están a tope de gente y sin privarse de nada: marianitos, cañas, rabas... No se nota que el ritmo de consumo haya disminuido. 

Yo creo que la gente tiene que cambiar el chip y no vivir por encima de sus posibilidades. Con esto me refiero a que no se puede vivir al día, gastando todo lo que se tiene y llegando más que justo a final de mes. Y es más que evidente que la mayoría hacen eso. Sobre todo en la gente jóven no se ve una intención de ahorrar, de privarse de ciertas cosas ahora por si hace falta en el futuro. Veo que la gente vive la vida disfrutando ahora todo lo que pueden y sin preocuparse de lo que pueda venir. A cuánta gente le ha pasado que, cuando estaban mejor las cosas, se metieron en hipotecas astronómicasy ahora se han arrepentido por no poder hacerles frente. Es un ejemplo de que por muy bien que vayan todo ahora, eso no tiene por qué durar siempre. Hay que disfrutar de la vida, claro que sí, pero también pensar en lo que podemos necesitar el día de mañana. 

Cada año cuando llega el verano veo como familias a las que no les sobra el dinero se gastan más de mil euros en irse de vacaciones. Porque hoy día si en vez de ir a un sitio que mole te vas al pueblo, eso no son vacaciones. Y el resto del año las pasan putas para no terminar el mes ahogados. Está claro que la gente, por muy justa que esté, no está dispuesta a renunciar a ciertos lujos o caprichos. Y yo eso lo veo como una preocupación hipócrita. Alguien que realmente se agobia por la crisis cambia su estilo de vida, se preocupa de no gastar más de lo necesario, consume pero sin derrochar el dinero y, sobre todo, ahorra, aunque sea poco. Y eso de ahorrar hay demasiada gente que no sabe lo que es. Yo creo que hay que amoldarse a las situaciones, y la que tenemos ahora es muy puñetera. No es fácil sobrellevarla, pero creo que hay que tratar de ser felices con lo que se tiene y pensar que vendrán tiempos mejores.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Padres y asesinos de la niña Asunta

Al fin se ha levantado el secreto de sumario del caso de Asunta, la niña asesinada hace dos meses en Santiago de Compostela. En este tiempo se había asegurado, y todos hemos creido, que los responsables de su muerte eran sus padres, pero no eran sino especulaciones, ya que las investigaciones no habían visto la luz. Pero hoy se ha demostrado que efectivamente fue así, que su padre la drogó con ansiolíticos y después su madre la asfixió hasta matarla.

No puedo sentir más que asco y desprecio hacia estas dos personas. Asunta, que tenía doce años cuando la asesinaron, fue adoptada en 2001, por lo que llevaba toda su vida viviendo con sus padres adoptivos. ¿Qué pudo llevarles a acabar con su vida? Hay quien dice que fue por dinero ya que los abuelos maternos, recientemente fallecidos, habían dejado su herencia a la pequeña. ¿Para qué adoptaron una niña si no la querían? Y en caso de que una vez adoptada, se hubieran dado cuenta de que no la querían, ¿por qué no devolverla? Suena duro, pero mejor eso que asesinarla.

Que uno de los dos sea un miserable, vale, pero que ambos hayan sido partícipes del homicidio de la pequeña, planeándolo, drogándola para que no se enterara de nada... Hay que ser cobarde para ahogar con tus propias manos a una cría que está grogi y no puede defenderse, ni gritar, ni ver lo que le estás haciendo. Qué forma tan cruel y penosa de actuar. Esa mujer se merece sufrir de la peor manera imaginable lo que le quede de vida.

Una vez más tengo que hablar de la porquería de penas que tenemos en España. A los padres de Asunta no les caerán más de veinte años por su crimen y todos sabemos que saldrán de la cárcel mucho antes de cumplir la condena completa. Se portarán bien, trabajarán y en pocos años a la calle. Y más ahora, que viendo el rumbo que está tomando la justicia, en menos de lo que esperamos volverán a ser libres. Como si no hubiera sucedido nada.

¿Qué tiene que pasar para que se endurezcan las penas de una vez? ¿Cuantos niños más tienen que morir a manos de sus padres para que sus asesinos se pudran en la cárcel? A estos parricidas les sale muy barato matar y estamos hablando de la vida truncada de un niño, que es lo más inocente que puede haber. No hay derecho. Que estos desgraciados tengan la posibilidad de volver a ver la luz del día es algo que no entiendo ni entenderé nunca. Esta gente no se merece vivir.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Etapas de la vida

Qué difícil es ponerse en la piel de otra persona, sobre todo cuando se tienen opiniones opuestas o si hay mucha diferencia de edad, lo que supone formas muy dispares de vivir y ver las cosas. Es lo que suele pasar entre padres e hijos, que normalmente están condenados a no entenderse (lo cual no tiene por qué significar llevarse mal).

Cuando somos adolescentes pensamos que nadie nos comprende, que tenemos la razón siempre y que es el resto del mundo quien se equivoca. Creemos que nunca jamás pensaremos o actuaremos del modo en que lo hacen nuestros padres y que cuando tengamos hijos no nos vamos a comportar como nuestros progenitores lo han hecho con nosotros.

Cuando crecemos la cosa cambia y les entendemos mejor de lo que imaginábamos. Y entonces es cuando no comprendemos -e incluso criticamos- la forma de actuar de los adolescentes, cuando nosotros actuábamos del mismo modo. Les vemos como personas irresponsables e inmaduras y en muchas ocasiones hasta nos preguntamos cómo nosotros hemos podido ser así años atrás.

Lo mejor es cuando tenemos hijos. Todas esas cosas que tanto nos molestaban de nuestros padres cuando éramos adolescentes y que juramos y perjuramos que jamás haríamos a nuestros vástagos, las vamos repitiendo una tras otra tal cual las hicieron con nosotros. Y lo hacemos convencidos de que es lo que tenemos que hacer.

La vejez por lo general es diferente. La gente mayor suele comprender mejor, tanto a jóvenes como a mayores. Quizás la madurez y las experiencias de toda una vida hagan ver las cosas de otra manera, tomárselo todo con más calma y no dar tanta importancia a cosas que realmente no la tienen.

Es como si en los genes lleváramos un código no escrito que hace que en cada edad nos comportemos de determinada manera. Al adolescente le toca ser rebelde y pensar que tiene respuestas y soluciones para todo. Una madre no puede evitar chuparse el dedo y limpiar una mancha en la cara de su hijo, aunque cuando fuera niña odiara que se lo hicieran a ella. Lo mismo que un abuelo malcría a sus nietos como nunca lo ha hecho con sus propios hijos.  

Cada etapa tiene su encanto y en realidad la cosa no funciona tan mal estando como está así que ¿para qué vamos a cambiarla? Además, aunque quisiéramos no podríamos, obramos del modo en que lo hacemos porque no lo podemos evitar. Por algo será.

martes, 12 de noviembre de 2013

Propuestas del PSOE... contra el PP

El pasado fin de semana se celebró la Conferencia Política del PSOE, donde mostraron el nuevo rumbo que pretende tomar el partido. Las medidas más importantes son:
  • Impuestos más elevados para los que más tienen.
  • Derogar la reforma laboral del PP.
  • No realizar acuerdos con el Vaticano.
  • Escuela pública laica.
  • IBI obligatorio para las propiedades de la Iglesia no dedicadas al culto.
  • Garantizar una sanidad pública gratuita.
  • Garantizar el derecho a la educación (becas sin exigencias académicas, recuperar jóvenes investigadores, financiar las investigaciones científicas...).
  • Abolir la ley del Aborto (en caso de que la cambie el PP).
Viendo todos estos proyectos que pretenden llevar a cabo me dieron unas inmensas ganas de votarles ya, qué pena que no haya elecciones aún. 

Ahora en serio. Resulta irónico que un partido que hace apenas dos años se vio obligado a convocar elecciones anticipadas dado el descontento general, se presente ahora como la panacea capaz de solucionar todos los problemas. Todo lo que plantean está muy bien, eso no puede negarse, si realmente lo hicieran en caso de salir elegidos nuevamente. Viviríamos en un mundo perfecto. Pero ¿alguien puede creerse una sola de sus palabras? Un partido que ha gobernado hace tan poco tiempo y ha tenido que entregar el poder prácticamente a la fuerza, no puede pretender dar ahora un giro de 180 grados porque lo primero que está haciendo es no ser fiel a su filosofía. Si hace dos años no actuaron así, ¿por qué iban a hacerlo ahora? ¿Por qué no aplicaron todas estas medidas cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo? No entiendo mucho de política pero si el PSOE se fue de la manera que lo hizo será porque algo no estaba haciendo bien. Podríamos suponer que de los errores se aprende y que están enmendando sus fallos con estas propuestas pero, francamente, lo único que veo es una crítica a los que ahora mismo ostentan el poder.

Si el PSOE no lo hizo bien en su momento, el PP lo está haciendo mucho peor ahora, es más que evidente, pero eso no justifica que todos los esfuerzos de los socialistas vayan ahora dirigidos a contradecir lo que están haciendo sus oponentes. No veo que planteen soluciones reales y objetivas, si no que únicamente se centran en rebatir una por una cada actuación de los populares. No niego que poder suprimir cada recorte sería ideal, pero no lo veo algo realista. Creo que ni los malos son tan malos, ni los buenos tan buenos. Vivimos un bipartidismo que al final lo único que consigue con cada cambio de poder es marear a los ciudadanos. Cada vez luchan más entre ellos en vez de unirse y pelear por el bien común. Entiendo que cada partido tiene su ideología y que actúan en función de eso, pero en las cosas realmente importantes como sanidad o educación ¿tan difícil es hacer lo mejor para todos sin que pese tanto ser de izquierdas o de derechas? No debería serlo.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Wert no vale

Me produce curiosidad el modo de comportarse del ministro de Educación, José Ignacio Wert. Por una parte creo que no tiene nada de personalidad y por otra, que tiene una gran capacidad para hacer lo que quiere, ignorando lo que se dice de él. Es contradictorio, pero lo veo así. Este señor toma decisiones que rápidamente se ve obligado a deshacer, bajo la presión de su propio partido. Me explico con un par de casos. 1. Hace unos meses elevó a 6,5 la nota media necesaria para obtener un beca. Recibió críticas por todas partes, a lo que respondió bajando la media a 5,5 para algunas de las ayudas. 2. Hace pocos días anunció por sorpresa que este curso solo recibirían beca Erasmus quienes ya la hubieran obtenido el año pasado. Esto lo dijo con el curso ya comenzado. Y más de lo mismo, todo el mundo se le hechó encima y decidió rectificar. Todos los alumnos Erasmus tendrán beca.

Digo yo que si en la vida llegas a ser ministro de un país, tienes que tener la suficiente personalidad como para tomar una decisión y llevarla hasta el final, que si la tomas es porque estás convencido de que es lo más adecuado. Pero no, el modus operandi de Wert es anunciar medidas -por lo general recortes-, recibir críticas de prácticamente todo el mundo, y verse obligado a dar marcha atrás para que no se lo coman vivo. Si eres ministro, antes de hacer algo tan drástico como reducir las ayudas económicas para el estudio, debes pensarlo muy bien, estar muy seguro de lo que estás haciendo, porque si no haces más que rectificar, la imagen que das no es la mejor. Así no se transmite más que inseguridad. O jeta, que es peor. Es poco serio, para qué vamos a engañarnos.

Por otra parte, y ahí es donde viene la contradicción, parece que Wert hace lo que le viene en gana sin importarle lo que piense nadie, ni siquiera su jefe, que esto sí que es grave. Es de los ministros peor valorados de los últimos años, da igual a quién se le pregunte porque casi todo el mundo está de acuerdo en que lo está haciendo fatal, miembros de su partido critican públicamente sus decisiones e incluso el presidente Rajoy ha tenido que meter mano ante sus medidas sinsentido. La imagen que dan todo el partido, ya no solo el ministro, es de ir cada uno va a lo suyo, sin tener en cuenta al resto. Parece que Wert dice "voy a imponer esta medida y si nadie me dice nada y cuela, pues cuela". Alguien que juega a hacer lo que quiere no debería seguir en el puesto de ministro. No todo el mundo vale y está claro que Wert no es la persona apropiada para tomar decisiones tan significativas.




 

martes, 5 de noviembre de 2013

Programa "Salvados" sobre la corrupción

Ayer disfruté mucho viendo el programa Salvados de Jordi Évole, en la Sexta. Aunque también pasé miedo. Me encantó ver a una exconcejala denunciando un intento de soborno, públicamente y sin pelos en la lengua. Carmen Lobo, la susodicha, debía votar a favor de la recalificación de unos terrenos en Camas (Sevilla). A cambio recibiría seis millones de euros y tres pisos. La vida resuelta. Pero votó que no y decidió denunciar lo sucedido. La justicia le dio la razón, pero la condena para los acusados fue de risa: catorce meses de prisión y quince mil euros de multa. La cárcel no la pisaron y la multa... ¡menuda multa para alguien que realiza un soborno de seis millones de euros! El miedo comenzó después de escuchar los testimonios, viendo la panda de maleantes que nos dirigen.

Lo que me tuvo enganchada durante todo el programa fue que estuvo cargado de acusaciones, pruebas, verdades como puños -mal que pese a algunos-. Carmen Lobo, en concreto, me pareció muy valiente por todo lo que contó. Han pasado siete años desde lo del soborno y supongo que la cosa se habrá calmado, pero no creo que cualquiera se atreviera a desvelar todo aquello en la televisión. Una cosa es denunciarlo en los juzgados y otra en un medio público. Admiro su coraje a pesar de las amenazas.


Otro caso que me llamó la atención fue el que contó Fernando Urruticoechea, que trabajó como interventor en el ayuntamiento de Castro Urdiales (Cantabria). El interventor es quien controla que todo se haga de forma legal. Urruticoechea trabajaba para el Estado pero su sueldo y la mayoría de las cosas que rodeaban su día a día, las controlaba el alcalde. ¿Cómo podía así realizar bien su función? Tarea imposible. Él mismo se quejaba de las ilegalidades de ese ayuntamiento y, aunque ha conseguido alguna imputación y condena, denunció que en demasiadas ocasiones sus informes no sirvieron para frenar la corrupción.

El último de los entrevistados fue Pablo Crespo, exsecretario de organización del PP en Galicia. Me dejó con la boca abierta cuando reconoció la financiación ilegal de su partido mientras trabajó en él. Incluso confesó haber repartido personalmente sobres de dinero negro. Antes de terminar, Crespo se atrevió a decir que tanto Rajoy como el resto de miembros del partido, conocían la forma de financiación del mismo y asumían esta ilegalidad como algo normal. No sé si es verdad o no, pero hay que tener agallas para soltar semejante acusación. Quizás es que ya no tiene nada que perder.


La parte negativa del programa, o mejor dicho de lo que en él se dijo, es el mal cuerpo que se queda tras escuchar tantas barbaridades de mano de personas que se nota que saben de lo que hablan. Es horrible darse cuenta de que estamos en manos de una panda de corruptos, que no tiene más que llenar un maletín de billetes para conseguir lo que quieren, dañen a quien dañen. La sensación tras el programa es de miedo, por lo que nos están haciendo sin que nos percatemos de nada, por lo que va a venir, miedo por no poder evitar que quienes tienen la sarten por el mango nos manejen a su antojo. Como bien decía Jordi Évole en Twitter: "la noche de miedo de Halloween se traslada al domingo...".

jueves, 31 de octubre de 2013

Secuelas emocionales

A pesar de que algunos dicen que estamos empezando a salir de la crisis, que ya comienza a verse la luz al final del tunel, que a partir de ahora las cosas van a mejorar, a mí me parece que estamos peor que nunca. Al menos en lo que al ánimo se refiere. Esta crisis está dejando muy tocada a mucha gente y eso es algo de lo que no va a ser tan fácil salir. Son muchos los que piensan que la culpa de nuestra situación la tienen los políticos, su ansia de ganar más y más, haciendo muy mal las cosas. Yo estoy empezando a pensar que es verdad. Desde hace mucho, no hay un solo día en el que los medios no hablen de algún caso de corrupción, políticos que han robado lo que han querido y más, infantas estafadoras... 

El tema de la infanta Cristina es caso aparte. Me flipa esta mujer. Naces infanta, hija del Rey de España, tienes tu asignación mensual sin necesidad de mover un dedo, "consigues" un buen trabajo en la Caixa por el que cobras mejor que bien (más de cien mil euros anuales) y no contenta con todo eso, te alías con tu marido para crear una empresa a través de la que poder estafar todo lo habido y por haber. Lo mejor es que cuando te pillan, eres caballito blanco porque eres hija de quien eres. No entiendo cómo esta señora no está aún imputada, sea la hija del Rey de España o del papa de Roma.

No puedo dejar de recordar a otras joyitas como Bárcenas, Julián Muñoz, Camps, Fabra o Jaume Matas. Son tantos y tantos los imputados por corrupción que resulta muy complicado pensar que quede alguno bueno. Yo no sé si siempre ha existido gente así y es ahora cuando está empezando a salir todo esto a la luz, o es que los políticos se han vuelto más ambiciosos y menos honrados con el tiempo. Lo que sí sé es que el panorama político español es muy triste, a la vez que da bastante asco. Ver a gente que no tiene para comer, mientras ellos viajan en sus cochazos oficiales y tienen sueldos mucho más altos que los de la mayoría, es simplemente inaceptable. Es un tema muy preocupante, la verdad.

Yo no tengo mucha idea de economía e ignoro si es cierto que estamos poco a poco saliendo de la crisis. Personalmente no lo creo, viendo la situación de mucha gente que me rodea y la mía propia. La sensación que tiene la mayoría es que a día de hoy parece imposible encontrar trabajo. Lo que tengo claro es que durante todos los años que llevamos en crisis, nuestros dirigentes -sean del partido político que sean- han perdido la confianza de los ciudadanos. El que no nos la pega de una manera lo hace de otra, da igual su forma de pensar. Quien no roba explícitamente nos ahoga a impuestos y recortes, con la excusa de que hay que ahorrar y sacar dinero de donde sea. Eso sí, mientras ellos no se privan de nada. Una vergüenza.

Imaginemos que dentro de un año hemos salido de la crisis. Todo empieza a mejorar, crece el empleo, etc. Pero la gente no confía en quien está en el poder, están dolidos por todo lo que está sucediendo ahora (robos, recortes, tasas...). ¿Cómo va a ir bien el país si no confiamos en quien nos gobierna? Es cierto que nosotros somos quienes les elegimos, pero sinceramente, ¿no son todos parecidos, sean del color que sean? Ya es hora de que dejen de robarnos, de tomarnos el pelo, de reírse en nuestras caras quitándonos lo que es nuestro solo porque pueden hacerlo sin dar explicaciones. Veo las caras de quienes hoy día componen los grupos políticos y no siento más que vergüenza ajena. Y miedo, pensando lo que se nos puede venir encima.